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martes, 18 de junio de 2013

sin caminos que recorrer. por Alite Alejandro

En  una noche lluviosa donde cada gota de cristal resonaba como alarma de erradicación, regalo para mis presas condena para su tiempo, era una noche de esas en las que use la daga de la luna, brillaba con gran esplendor, mas que semántico era un esplendor cegador pero capas de apaciguar el dolor y el peso de mis sombras. El agua corría como rio reverso y con distancia abismal a mis células asediadas por sombras, pero aun así el agua fluye por mi silueta formando un espejismo en el cual era su asesino sin pecados.
En medio del inseguro pero mortal destino rompí quietud al ímpetu para abalanzar mi vida a la muerte del kami de los senderos, apoyado en el camino de un relámpago que se desvanecía con cual era el tiempo que le restaba al conocedor de los senderos, sin necesidad de apoyar ninguna arma su vida se fue agotando como fogata al descuido de la tormenta, sin ni mas que ofrecer solo su tiempo fue tomado no por algún arma de las cuales soy la majestad de los acólitos que desean observar los logros de mis herramientas de dolor, solo fue tomada su existencia por el dolor y pesar de mi sombra.
Fue en ese espacio del tiempo en el cual valore la soledad como herramienta de hechiceros y árcanos, como un don y como un privilegio, era ese color con el que mi iluminaba y con ese sonido con el que me abrazaba el que ase mi sed mas aguda el que logra bosquejar mis ojos como perlas color cielo, no de bondad, ni de buenas intenciones, sino de la esperanza de mis elegidos para ejecutar su tiempo.
La lluvia no cesaba por que era el sufrimiento echo condición era parte de lo que me debería suceder era lo que necesitaba, seguí caminando con las llaves de la arboleda de prisma en la cual se refugia de malas intenciones el arco de otoño de sangre el cual es capas de perforar en distintos lugares al mismo tiempo y como precio es teñir el otoño de rojo.
Mi camino jamás esta nublado, mis intenciones son como humo aun sin forma puedo yegar hasta el corazón de las victimas, como el agua aun como ayuda siempre una cabeza girara, como las sombras que no descansan para verte sufrir.
Una noche de casa del kami de las sombras Alite al tiempo, en la ciudad días de plata y noches de cristal.

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